¿Comunicamos con todos los sentidos?

Normalmente cuando una comunicación es igualitaria, empática y respetuosa no sirve para nada, tan solo para confirmar la expectativa o los planteamientos previos que traíamos a la conversación antes de comenzarla. Básicamente seguir sintiéndonos democráticos en una democracia pasiva, justificada por valores que nadie es capaz de sentir con todos los sentidos y se han convertido en comodines de un postureo hipócrita aprendido directamente por imitación de la clase política en el aula de la televisión.

Una conversación, aquí y ahora, debe asumir el riesgo de la afirmación, de la acción, de la propuesta, de el error y de la contradicción. Sólo de este modo la comunicación ocurre, remueve la conciencia y hace reflexionar a los individuos, sólo de este modo la comunicación pone en juego todos los sentidos.

Comunicar con todos los sentidos es un acto muy arriesgado. Comunicar con todos los sentidos no es bonito, ni amable, no es fácil, y requiere un grado elevado de autoconsciencia, que roza su opuesto, el de absoluta inconsciencia. Es mucho más fácil pensar siempre antes de hablar, para usar los términos correctos en cada situación. Es mucho más fácil preparar las clases y tener siempre una serie de palabras o ideas verbales llave para colocar a los alumnos de nuevo en su sitio. Es mucho más fácil eliminar la posibilidad de error para no hacer el ridículo. Es mucho más fácil seguir las indicaciones de los consejos de las conferencias TED sobre la importancia en el desenvolvimiento de las habilidades de comunicación para dejar de ser nosotros mismos y convertirnos en una especie de actores del mercado y la administración. Por lo general tampoco este roll global de experto en comunicación y aplicado sobre cualquier identidad territorial o personal suele dar buenos resultados, porque lo falso huele a distancia.

En el presente tecnológico que vivimos se valora más la forma que el contenido, y una conversación igualitaria se ha convertido en que todos hablemos igual a la búsqueda del consenso, esto en argot culinario se le llama insípido, a propósito de todos los sentidos. La empatía entre los interlocutores es difícil de encontrar porque no muestran su lado personal, su identidad, por miedo al error, al ridículo y a ser menospreciados, de modo que, qué clase de empatía puedo desarrollar ante alguien que se refleja como un artificio?.

Propongo dos ideas para comenzar a trabajar la comunicación con todos los sentidos, el no-lenguaje y la conciencia del cuerpo en el tiempo y el espacio. Esta comunicación es aplicable en todo tipo de relación, con bebes, niños, adolescentes, jovenes, adultos y ancianos, en cualquier situación, en el kindergarten, en el aula, en un claustro, en la calle, incluso es aplicable en una comunicación con uno mismo.

Propuesta 1.

Anti conversación. Sentados alrededor de una mesa articularemos una conversación que no tiene el objetivo de tratar ningún tema, ni de ser coherente. Grabadlo.

Propuesta 2.

“...comentando, a modo de curiosidad, que en cierta ocasión, en una discusión artística que entablé con un buen amigo mallorquín, decidimos ambos, de forma espontánea, alargar el corte o la interrupción que se producía entre el final del discurso de uno y el inicio del habla de otro. De este modo, cuando uno dejaba de hablar, el otro nunca respondía de inmediato. Dilataba el corte. Alargaba el tiempo de espera. Ampliaba la cavidad interválica entre los dos discursos. Y he de decir que el efecto fue sorprendente: ambos llegamos, por este procedimiento, a pensar y decir cosas a las que nunca hubiéramos llegado a pensar o decir si hubiésemos respondido de forma inmediata a las palabras del otro. Me di cuenta entonces de la importancia de la consideración del intervalo en el habla común, allí donde, en la mayoría de los casos, lo hemos dejado olvidado y abandonado.” Bartolomé Ferrando.

Propuesta 3.

Cuando estéis en el aula, en el grupo o en la oficina, dilatad el tiempo que se supone tiene que haber entre una cosa y otra, dilatad el silencio después de pronunciar una palabra que os a parecido sugerente como suena, paralizad el tiempo cuando sujetáis el mango de la puerta antes de cerrarla. Cualquier acción que se presupone a de durar automáticamente segundos, incluso décimas de segundo, congeladla, … disfrutad de ella, y sentid la contradicción, la atención y el atractivo desconcierto que se crea en el aula. No tengáis miedo, no estáis locos, sencillamente estáis comunicando con todos los sentidos.