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Reflexiones del equipo de Zofio sobre "El niño como protagonista"


3.- ¿El niño necesita ser estimulado por el maestro y los padres?

En el marco de la escuela entendemos que hay que crear espacios, situaciones estimulantes, experiencias para que el niño como sujeto activo de su aprendizaje vaya descubriendo, respetando en todo momento el momento evolutivo y cognitivo de cada niño.

No estamos de acuerdo con la estimulación entendida como instrucción formal.

Reconocemos que tenemos un bagaje personal de aprendizaje directivo en el que la mayoría de nosotras nos educamos, por lo que consideramos fundamental abrir la mirada, estar atentas a las demandas, ser capaces de admitir nuestra frustración cuando una actividad de estimulación cognitiva, sensorial, afectiva, etc no cumple el objetivo que nos habíamos planteado, para poder modificar el planteamiento de los mismos y valorar el proceso frente al resultado. De ahí la importancia de la observación continua y de la reflexión. De tener expectativas abiertas ante nuevas propuestas.

Estamos en contra de la sobreestimulación que no respecta los ritmos biológicos de los niños, siempre deberemos estar atentos a sus necesidades y respetar sus iniciativas.

Entendemos que familia y escuela deben ser ambientes favorecedores de estímulos que fomenten la exploración y manipulación a través de los sentidos.

En la escuela el papel de la educadora debe ser el de crear un ambiente cuidado y enriquecedor en el día a día, desde el que podamos proponer a los niños retos intelectuales, en los que dejar hacer fomentando su autonomía desde la seguridad física y emocional, que nos da el conocer para poder prever.

Creemos que las educadoras y también los padres, somos un modelo, debemos cuidar especialmente la mirada, el contacto físico, las relaciones afectivas.

El niño debe saber y sentir que estamos con él. Es imprescindible crear vínculos afectivos positivos como primer paso a cualquier aprendizaje. Es necesaria la interacción del niño con el espacio, con los materiales y objetos que le rodean, para suscitar su curiosidad y su interés, al que como adulto podamos ir dando respuesta desde el acompañamiento.



4.- ¿Tiene sentido anticipar los aprendizajes?

Lo primero que nos surgió ante esta pregunta es el no caer en el error de comparar a unos niños con otros, para ello es fundamental conocer el nivel madurativo y cognitivo de todos y cada uno de los niños que tenemos en nuestras aulas. De esta forma, lo que para unos podría tratarse de anticipar aprendizajes para otros es dar respuesta a sus intereses y a su momento evolutivo.

Creemos que es fundamental la individualización en los aprendizajes de cada niño como “ser único que es”.

No se trata de anticipar sino de estimular y nunca forzar ninguna situación de aprendizaje. Porque si lo que nos preocupa es el resultado tendremos por un lado que hacer frente a la frustración del adulto y por otro, a la frustración del niño al no conseguirlo.

Nuestra función será la de presentar retos adaptados desde la individualidad, fomentando distintos tipos de actividades (sensoriales, motrices, cognitivas, afectivas…) para trabajar las inteligencias múltiples del niño como ser individual que les permitan posteriormente el trabajo en equipo, que podrá llevarse a cabo a medida que los niños van creciendo, con actuaciones del adulto cada vez más puntuales.

Como educadoras debemos aprovechando los continuos aprendizajes que los niños nos aportan.




5.- ¿Trabajamos para ellos o para nosotros mismos?

Creemos que esta es una reflexión de lo más interesante y que todos las educadoras deberíamos hacernos al menos una vez a lo largo de nuestra carrera profesional.

Nos hemos dado cuenta que si no eres consciente en el trabajo diario, en muchas ocasiones la inercia y la rutina pueden hacer que de forma inconsciente no tengas en cuenta sus intereses,.

Todo el equipo educativo tenemos claro que trabajamos por y para los niños.

Por eso, consideramos que es fundamental trabajarnos como adultos nuestras expectativas, nuestra frustración que puede darse en más de una ocasión a lo largo de nuestra vida laboral y professional.

Sería muy conveniente formularnos de vez en cuando las siguientes preguntas:

  • ¿Me he divertido hoy en el aula?

  • ¿Qué he aprendido hoy?

  • ¿Me siento satisfecha de mi relación con los niños, las compañeras?

  • ¿Por qué?


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